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Elizabeth Taylor

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miércoles, 30 de marzo de 2011

Capítulo 49 // It Comes naturally //


Sin quitarle la vista a Michael veía su rostro ligeramente afligido. No me gustó nada porqué tras un montón de preguntas deducí la más lógica, y si no le gustaba el regalo? Sin duda la más lógica comparada en aquel momento.
- Oye si no te gusta sabes que lo puedo cambiar, no te preocupes.
- Si me encanta, de verdad.- sonrió y me pidió que se lo pusiera.
- Es poco, lo sé...
Él se giró y mientras yo estaba diciéndole siempre lo mismo.
- Te lo puedo cambiar por...lo que te guste.- se lo pasé y se giró hacia mi.- Que no me ...- interrumpió mi conversación repetitiva cogiendo con sus delicados y largos dedos mi barbilla.- eh...cuesta...nada.- sonreí.
Me puse muy nerviosa, lo tenía a menos de un palmo...ya lo creo! Se que había estado así con él y lo había besado pero cada vez era más y más especial.
Notaba que hasta mis piernas temblaban pero en ningún momento apartaba mi mirada de la suya, él se acercó y me dio un pequeño beso.
- Te quiero.- cogió mi rostro con sus manos mientras rozaba lentamente su nariz de duende con la mía.
No podía hablar estaba en shock total, siempre me pasaba lo mismo, nunca llegué a pensar estar así con un chico y menos con él. Notaba cada minúsculo trozo de su piel y su maquillaje con una textura delicada y fría.
Lo abracé aferrándome a su cintura y allí estuve apoyada en su hombro.
- Tendrás frío.- dijo mientras frotaba mi espalda.
- Tranquilo.
- Vamos a casa así descansamos, vale?- me dio un beso en el pelo.
- Vale.
Fuimos hasta la limusina la que nos llevó de vuelta a casa.
- Qué dolor de pies, haha.- dije al bajar de la limusina.
- No sé cómo podéis aguantar ahí arriba.- rió.
- Uf, ni yo. Con lo cómoda que iba con mis zapas.- Michael soltó una carcajada.
- Nada comparado, eh.- sacó las llaves de su bolsillo.
- Que va.- me sonrojé.
- Haha, algo que nunca se me olvidará.
- Oh! venga no seas malo.- reí.
- Tendré que cometer otro fallo para que se te olvide?- puse mis brazos en la cintura mientras lo miraba enojada.
- Haha, claro. Pero debe ser peor que el de las zapas.- me guiñó el ojo.
- Qué malo eres.- solté una carcajada.
- Voy a hacer una llamada.- me tocó el brazo y se fue hacia el salón.
Me quité los tacones, ya no podía más con ellos. Subí las escaleras hacía mi habitación para cambiarme y en el pasillo me encontré a David.
- David!- fui corriendo hacia él.
- Mi loca preferida! Haha .- me abrazó fuertemente.- ¿ Cómo lo has pasado?
- Muy bien.
- Qué bien.- sonrió.- Ven necesito hablar contigo.- cogió de mi brazo.
- Vale.- lo seguí hasta su habitación.
Entró y cerró la puerta, me senté en el borde de la cama, él vino y se sentó como un indio delante mía.
- Es sobre Adam y Vanessa.
- Pff...A saber.- puse cara enojada.
- Antes he estado en el establo con los caballos y he oído a Adam hablar por teléfono con ella.- asentí para que prosiguiera.- Hablaban del viaje de Mike hacia Nueva York...no sé que tramarán esos dos demonios.
- Nada bueno.- hice una mueca de desprecio.
- Ya...He oído algo cómo " luego nos vemos" y desde ahí no he oído nada más.- desvió la mirada hacía el suelo.- Oh!, dónde lo habré dejado?- se levantó y se puso a buscar en el bolsillo de su chaqueta.
Lo miraba confundida porqué no sabía que buscaba. Sacó unos papeles del bolsillo y me los dio.
- Ten son los billetes del avión.
- Oh, vaya gracias.- los cogí.
- ¿Cuándo te vas?¿ El domingo?
- Sí. Te vas con Chels estas Navidades?
- Mmm...no. Ella está trabajando.
- Ah...
Sé que Chels trabaja en el restaurante pero, hasta el día de Navidad? No lo entendía muy bien...bueno cada uno.
- Mañana me voy a cenar con Christina y Megan. Las conoces no?
- Claro. Tus vecinas.- sonrió.
- Vente y celebramos la Noche Buena.
- Es que...- se sonrojó.- Me da vergüenza.
- Haha, que va hombre.
- Esta bien.- sonrió.- Bueno te dejo que te pongas cómoda y descanses.
- Sí. Buenas Noches.- le di un beso en la mejilla.
- Buenas Noches.
Cerré su puerta lentamente y me puse a buscar en mi bolso las llaves de la habitación. Desde fuera se oía un pequeño jaleo allí dentro...Habría alguien en mi habitación?
Tenia miedo así que fui a llamarle a David.
- David...David...- susurraba mientras daba pequeños golpes en su puerta.
- Qué ocurre?- abrió.
- Creo que hay algo en mi habitación...- dije asustada.
- El hombre del saco?- dijo en tono burleta.
- De verdad...- sonreí levemente.
Nos acercamos a la puerta, David pegó su oreja a la puerta.
- ¿Oyes algo?- le pregunté en voz baja y el negó con la cabeza.
Él estuvo un rato con la oreja allí pegada, yo estaba apoyada en el marco de la puerta viéndole, decidí ponerme a oír también. Hasta que vi su rostro cambiar drástricamente, el mió automáticamente también lo hizo. En ese momento pensamos justamente lo mismo.
Nos fuimos corriendo a su habitación y nos echamos encima de la cama.
- Cierra tu la puerta.- le dije mientras intentaba echarlo de la cama.
- No, no que allí hay algo, haha.
- Tú eres el hombre David.- dije entre risas mientras intentaba meterme en la cama.
- Eso no vale, eso no vale.- intentaba quitarme la manta.
- Está bien.- paramos en seco mientras nos mirábamos.- Mira...yo me escondo y tu vas a mi habitación.- me metí debajo de la manta mientras me reía.
- Haha, por supuesto que...- empezó a hacerme cosquillas.
- David! Haha!
Había encontrado mi debilidad, no podía con las cosquillas. Estuvo haciéndome cosquillas hasta que consiguió sacarme de debajo de la manta.
- Tiempo muerto.- dije con el poco aire que me quedaba en el cuerpo.
- Mmmm...sólo diez segundos te doy.- hizo una mueca malvada.
- No, no por favor.- reí.- Abre la habita...- empezó otra vez a hacerme cosquillas.
- Para! Haha.
Oímos que el paño de la puerta se giraba lentamente hacía abajo y cómo locos nos echamos la manta encima.
- Me aplastas.- le susurré a David.
- Shhh...- puso su dedo indice cubriéndose la boca.
- Qué es este jaleo?- preguntó Carolina riéndo.
Nos descubrimos y a la misma vez soltamos un suspiro de alivio.
- Haha, se os oye gritar desde abajo.
- Perdón.- sonreímos inocentemente.
- Carolina, Carolina.- dijo David deprisa.
- Dime, dime.
- Abre su habitación...- pidió con una leve sonrisa.
- Anda trae la llave.- la cogió.
Fuimos con ella delante de mi habitación. Cuando puso las llaves dentro de la cerradura David y yo nos miramos con bastante miedo. Carolina nos miró de reojo y dejó las llaves en la cerradura.
- Queridos, decirme que ocurre.- dijo riendo.
- Pues...
- Ahí dentro hay algo...y está vivo.- David señaló la puerta nerviosamente.
- Haha, si? Vamos a verlo.- giró la llave.
Cuando oímos que la puerta se abrió David y yo gritamos y nos abrazamos. Carolina empezó a reírse de nosotros mientras seguíamos...abrazados con cara de susto.
- No seaís maleducados, saludad a vuestro amigo el monstruo.- puso sus manos en la cintura.
Vimos que Bobi salió de la habitación meneando la cola con gran alegría.
- Eras tu pequeñajo.- David lo cogió y empezó a hacerle carantoñas.
- Qué susto nos ha metido...- suspiré y eché una leve sonrisa.
- Bueno ya habéis resuelto el misterio. Ir a dormir, eh.
- Buenas Noches Carol y gracias.- reímos.
- Adiós.
Entré a la habitación, saqué el pijama de mi cómoda y me lo puse.
Salí para ir al baño y David estaba sentado en el suelo acariciando a Bobi.
- Oye Miriam me voy a dormir, mañana hablamos.- se fue hacia su habitación.
- Buenas Noches. Adiós Bobi.- lo acaricié.
Entraron en la habitación y cerraron la puerta. 
Abrí el baño toda convencida que no había nadie y estaba Michael secándose la cara con una toalla.
- Lo siento.- salí para cerrar la puerta y vi que Michael hizo ademán para que no saliera.- Pensaba que estabas acostado.
- Iba a irme ya.- se giró hacia mi y agachó la cabeza.
Me quede mirándole, nunca pensé que fuese así...
- Michael espera.
- Estaré en mi habitación.- siguió con su rumbo sin mirarme.
Cerró la puerta. Me lavé la cara rápidamente y fui a su habitación.
Lo busqué y estaba en su pequeño balcón apoyado en la barandilla.
- Siento que me hayas visto así.- señaló su cara.
Sé porque decía eso. Al encontrármelo en el baño se había terminado de quitar el maquillaje, tenía el rostro un poco más moreno con una mancha casi transparente cubriéndole el ojo izquierdo y un pequeño espacio del pómulo. Era sin duda una preciosidad.
- Por qué? Es preciosa.
- Ojalá dijeran eso los demás.- se puso otra vez a mirar por la barandilla.
- Sabes? Quién dice eso es porque no sabe apreciarte. Sólo quieren hacerte daño.- dije mientras le frotaba la espalda.
- Pero...es que...no sé por que no aceptan que no he elegido esto.
- Ya. Un momento.- me fui hacia dentro.
- Claro.
Bajé corriendo hacía el salón, cogí una revista dónde salía él y volví a su habitación.
- Ten.- se la di.
- Ves? Me ven como un monstruo...- empezó a ojearla.- Sólo los fans...y pocos más me ven como tú.
- Sabes porque?- cogí la revista. -Esto esta echo para ignorantes. Gente que no sabe ni apreciarse a si mismo. No me he enamorado de ti por una revista, ni por tu fama ni dinero, si no por tu música.
- Si?- preguntó extrañado.
- Nunca he oído la música cómo tú la haces, transmites amor, alegría, melancolía...tu música es tú. Y esto.- reí enseñándole la revista.- Este no eres tú, es sólo imaginación de quien se aburre.- eché la revista por el balcón.- Este es el verdadero Michael del que todo el mundo ama y quiere.-lo abracé.
Michael respondió a esto soltando una lágrima y riendo mientras se abrazaba a mi.
- Dios mío cómo te quiero.- se aferró fuertemente a mi con una sonrisa.
- Haha y yo. Será mejor que vayas a descansar.- dije jugando con el rizo de su frente.
- Quédate conmigo.- me cogió de las manos.
- Vale.
Salimos del balcón y me puse a cerrarlo. Entonces un cojín me golpeó...no dude en coger el que había en la silla y empezar una guerra con Michael. Cuando nos cansamos terminamos rendidos en la cama, me dormí apoyada en su pecho mientras oía sus rítmicos latidos y aquella canción que cantaba susurrando...
jueves, 24 de marzo de 2011

Capítulo 48 // City Scapes //



Bajé y estuve unos segundos arreglándome delante del espejo de la entrada, no quería cometer otro fallo cómo el de las zapas.
- Bueno allá vamos.- dije a mi reflejo y suspiré.
Abrí la puerta y Michael estaba apoyado de espalda en la limusina. Iba con una camisa blanca, una chaqueta negra adornada en los hombros con una especie de hombreras rojas y en el brazo derecho una banda roja también, y sus típicos pantalones negros, calcetines blancos y mocasines.
Cerré y bajé las escaleras hasta llegar a él.
- Vamos?- sonreí. Él me miró de arriba a abajo.
- Estás...realmente preciosa.
Abrió la puerta de la limusina haciéndome ademán para que subiera a lo que le respondí dándole un pequeño beso y subiendo al coche.
Me senté, el subió y se sentó delante mía, estaba sonrojado.
- Venga dímelo, dónde vamos?
- Sorpresa.- desvió la mirada disimulando.
- No seas malo dímelo.- le di un pequeño empujón al brazo.
- Haha está cerca tranquila.- sonrió.
Alcé una ceja mientras sonreía, tenía curiosidad por saber dónde íbamos pero estaba demasiado claro que era cómo él decía, una sorpresa.
- Mis compañeros te sacarán el billete para ir con tu familia.
- Gracias.- asentí.
- Son muy agradables.
- Bueno aún están en estado de shock, haha.- soltó una carcajada.
Me encantaba cuando Michael reía era tan dulce. Siempre, siempre se tapaba su preciosa sonrisa con la mano.
- Entonces congeniáis bien tú y Peter, verdad?
- Sí, muy bien.- contesté eufóricamente.- De verdad muchas gracias Mike.
- No tienes porqué darlas.- me cogió de las manos.- Me has ayudado tanto a mí cómo a los demás.
- Mike el que me ha ayuda...- me cortó.
- No, no. De verdad tú sabes apreciar las cosas.
Me dejó un poco parada aquello, sabía apreciar las cosas? La verdad no sé a qué se refería pero es bueno, no?
Tras unos quince minutos llegamos a un recinto, rodeado con arbustos que parecían de laberinto.
Michael abrió la puerta y me ayudó a bajar cogiéndome la mano.
- Por aquí.- fue caminando sin soltar mi mano.
Rodeamos un poco aquellos enormes arbustos hasta que llegamos a una entrada, un arco adornado con unos híbiscos blancos preciosos de verdad. No me dejo pararme a mirar con más detalle, íbamos a paso de legionario por lo menos.
Seguía con el el camino mirando alrededor hasta qué me di un pequeño tropiezo con él.
- Perdón Mich...- cubrió mi rostro con sus enormes manos.
- No mires, eh.- dijo entre una risita tímida y se puso detrás mía.- Un paso más...más...quieta.
Quitó sus manos de mi rostro y estábamos delante de un descampado rodeado por unas enormes paredes de arbusto, un suelo de grandes piedras, en el centro una mesa redonda dónde encima tenía la cena con muy buena pinta, dos sillas de hierro de estilo campestre, y la luz de la luna que alumbraba aquel precioso paraje acompañado de unas velas.
- Mi...madre...- fueron las únicas palabras que dije para describirlo.
- Haha, nos sentamos?
- Claro...
Me acompaño hasta las sillas cogido de mi cintura mientras yo seguía...alucinada de malas maneras.
- Qué bonito Mike.- me ofreció asiento.
- Me alegra que te guste. Es un sitio de mis favoritos.- sonrió.
- Me encanta, gracias.- le di un beso.
Nos servimos la cena y comimos. Nos lo pasamos genial aparte de que la comida estaba buenísima.
- Estoy lleno.- rió, se resbaló un poco hacia abajo en la silla con sus manos en la barriga.
- Haha, lo mismo digo.
- Oh! Ven quiero enseñarte un sitio.- cogió mi mano rápidamente y me levanté.
Me reía mucho cuando le daban aquellos lapsus. Hacía mucha gracia, era único.
Fuimos por un pequeño sendero que apenas vi antes por la oscuridad.
- Mike...- me aferré a su brazo riendo levemente.
- ¿Qué pasa?- paro en seco, alzó una ceja y rió.
- Que...que me da miedo la oscuridad, enserio.
Se puso delante mía muy serio mirando al suelo, suspiró y miró fijamente mis ojos.
- No soy cómo los otros chicos...
Solté una carcajada tremenda. No me esperaba aquella reacción tan Thriller, fue buenísimo aquel momento, me hizo de manera increíble perder el miedo.
Me apoyé en su hombro riéndome sin parar, él me cogió de la cintura y hizo que retomáramos el camino a ritmo de Thriller. Iba cantándome la letra y me hacía gestos muy graciosos.
- Yo también soy muy miedica.
- Mentiroso.- puse mis manos en la cintura mientras lo miraba confundida.
- Haha, enserio. Le tengo pánico a la oscuridad cómo tú, pero tranquila no pasa nada.
- Bueno a no ser que...empieces a convertirte en un monstruo.- miré hacia los lados disimuladamente.
- Quién sabe.- disimuló y se le escapó una carcajada.
- Haha, qué mal estamos...
- Somos felices.- afirmó.
Sonreí y él me ofreció su mano para que la cogiera. Subimos por unas escaleras y llegamos cómo a una cima dónde se veían las luces de California brillar.
- Wow...qué bonito. Todo eso es California?- dije asombrada.
- Sí, no es muy grande, eh.
- Pff...es muy diferente todo.
-¿Diferente?- preguntó confundido.
- Sí. Allí todo es más pequeño, no sé...más seguro, creo.
- Ah...bueno eso seguro.- me abrazó.- Mira aquello son Los Ángeles.- señaló.
- Qué inmenso es todo. No somo nada, eh.- reí.
- Haha, que va. Somos una pequeña piedra en un gran terreno...
Hubo un silencio y gracias a él me acordé del regalo que le había comprado a Michael.
- Oh! No me acordaba...- dije en voz baja.
- Mmm...De qué? Si se puede saber, claro.- sonrió y le di el regalo.- Oh...No deberías...- le corté.
- Michael se que es poco, pero...es navidad.- sonreí.
- Ya...Gracias...
Se puso a abrirlo, pero noté algo que no me gustó...
martes, 8 de marzo de 2011

Capítulo 47 // Sparkling Love //

  
Seguí a Michael riéndome mientras él iba tirando de mi brazo por el pasillo.
- Venga, venga.- se giraba y reía.
- Haha Mike.
Era como un niño, muy especial. Me llevó a una tienda de ropa, abrió la cortina de un probador y allí había un precioso vestido.
- Oh dios mio. - lo cogí.- Es precioso.
- Seguro que te queda fenomenal.- sonrió.
- Pero...quieres que me lo ponga?- pregunté cortada.
- Claro.- asintió rápidamente.- Bueno si quieres, no te voy a obligar a nada.- cruzó sus manos por la espalda y levantó ligeramente los hombros.
- Vamos a cenar, no?- asintió.- Ahora salgo.
- Claro.
Salió del probador y cerró la cortina. Me desvestí y me puse el vestido. Negro, tipo corsé lleno de lentejuelas que terminaba con una falda con pequeños volantes de tela que llegaban a tapar la rodilla, así era aquel vestido que me enseñó Michael. Mientras me miraba en el cristal veía sus pies, con el derecho daba pequeños toques al suelo, se veía que estaba nervioso cómo yo, no sabría decir el por qué.
Suspiré arreglándome la falda de atrás y abrí la cortina.
- ¿ Qué tal ?- sonreí.
- Sinceramente...preciosa.- dijo mirándome de arriba a abajo.
Michael cogió mi barbilla y acercó su rostro al mio. Me daba pequeños besos con sus fríos y delicados labios.
- Te quiero Mike.- lo abracé.
- Yo también.- dijo mientras acariciaba mi pelo.- Vamos a cenar?
- Claro. Voy a canviarme.- entré al probador.
- Ah sí. Ahora cuando te quietes el vestido me lo pasas.
- Vale. Oye Mike, dónde vamos?- pregunté.
- Sorpresa.- rió levemente.
- Qué malo eres, haha.- le pasé el vestido.
- Ya verás.- se fue.
Mientras yo terminaba de arreglarme y seguir..." flipándolo " por así decirlo, salí del probador y Michael estaba hablando con la chica qué nos ayudaba. 
- Mike, ten.- le di el vestido y él a la chica de la tienda.- Pero Mike no hacia falta que...- me cogió de la cintura y me dio un beso en al mejilla.
- Es un regalo.- sonrió.
Nos fuimos de vuelta a casa para arreglarnos e ir a cenar. Estaba muy nerviosa quería ir a la perfección. Entré a mi habitación y me puse el vestido. Sinceramente me sentía como una reina.
Me planché el pelo y me maquillé.
Salí para avisar a Michael de que ya estaba. Llamé a su puerta.
- Pasa.
Entré y estaba recogiéndose los rizos con un coletero. Vi por el cristal qué empezó a reírse.
- Bonitos zapatos.- dijo riendo.
Miré hacia abajo lentamente...perfecto. Llevaba mis zapas de ir por casa.
- Qué bien combino, sí señor.- aparté con mi mano un mechón de mi pelo.
Michael no paraba de reírse y allí estaba yo haciendo mi monólogo para que no se me saltasen los colores y no pareciera un semáforo.
- Bueno voy a ponerme algo decente.- solté una carcajada.
- Estás guapa con lo que sea.- me tocó el hombro. Te espero abajo.
- Claro...- me embobé mirando cómo se iba.
Cogí un bolso de mano dónde metí el móvil, llaves y dinero y poca cosa más.
Bajé hasta el patio y allí estaba él...









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