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Elizabeth Taylor

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domingo, 26 de diciembre de 2010

Capítulo 41 // Crazy in Love//


- Claro.
- Vamos a cenar y luego nos vemos en el establo?- preguntó con tono entristecido.
- Cómo quieras...- entré detrás de él.
Sinceramente aquel pequeño paso hacía el salón se me hizo eterno. Lo miraba de arriba a abajo, cada paso que daba...Me temía que iba a perderle, tenía tantos motivos en la cabeza que no podía pensar nada positivo, pero bueno la vida sigue...
Llegamos al comedor y me senté como siempre, entre Carol y Michael.
No tenía mucha hambre estaba muy apagada. No me quitaba de la cabeza sus palabras " Podemos Hablar? " y la forma de cómo se frotaba las manos nerviosamente.
Terminamos de comer, Michael  me hizo un ademán con la cabeza para que le siguiera.
Me levanté y le seguí hasta el establo, entramos y cerró lentamente.
- Bueno...dime.- dije entristecida.
- Verás se que esto no es fácil.- suspiró.
- Mike de verdad que si quieres que...bueno...- puso su mano en mi hombro.
- Estoy enamorado de ti.
No apartaba la mirada de mis ojos, sus ojos negros brillantes siempre atentos a los míos. Se me paró el tiempo, sólo veía su rostro : sus ojos, el rizo de la frente y una sonrisita tímida. Debía decirle todo lo que sentía...
- Mike siento mucho lo de antes pero...- me cortó.
- Lo sé, no pasa nada. David es muy especial y muy bien chico. Hazle caso a tu corazón elijas lo que elijas aquí me tendrás.- me abrazó.
- Siéntate...- señalé unas balas de heno colocadas una al lado del box de Butterflyes y otra al de Destiny.
Se sentó y esperó a que hablase.
- Es verdad que los dos sois muy especiales y os quiero muchísimo...- Michael asintió.- Pero desgraciadamente no puedo estar con los dos...- dije con la lágrima al caer.
- Tranquila. Se entiende. Con los dos...sería un gran problema, haha.
- Sí.- sonreí.
- Mira si quieres ir con el ve. No voy a guardarte rencor ni a ti ni a él, para nada. Es tu elección.
Butterflyes asomó la cabeza y empujó ligeramente a Michael en la espalda.
- Hey! Haha, venga a descansar.- dijo acariciándole la frente tiernamente.
Michael se giró hacia mí sonriendo, sonreí y aparté un poco la mirada. Butterflyes resopló y volvió a empujar a Michael.
- Butterflyes me vas a echar.- me giró hacia Butterflyes y ella relinchó malhumorada con las orejas ligeramente inclinadas hacia atrás.
- Vaya, no está muy contenta- dije riendo. 
- Que va.- le acarició la frente y prosiguió.- Así que si quieres tomarte un tiempo libre ya que vienen navidades...- Butterflyes empujó fuertemente a Michael y hizo que cayera.
Michael se quedó sentado en el suelo y se puso las manos lentamente en la cintura mirando a Butterflyes que estaba relinchando como si riera.
- Muy bien querida lo has conseguido, yo también te quiero.- dijo riendo.
- Haha!- le estreché la mano para que se levantara.
- Gracias.- soltó una carcajada.
Su risa era muy pegadiza, siempre que reía a gusto se tapaba la boca con la mano. Era muy dulce.
Butterflyes no pareció contenta con lo que dijo Michael de las vacaciones, sinceramente yo tampoco, no quería separarme de él para nada.
- Será mejor que vayamos dentro que cómo siga así.- dije acariciando a Butterflyes.
- Haha, venga vamos. Duermete eh.- le dio unas pequeñas palmadas al cuello.
Salímos del establo y Michael cerró la puerta con llave. Se giró hacía mi sonriendo.
- Bueno vamos dentro.
Sonreí y miré tímidamente hacia el suelo. Estaba pensando una locura, tenía muchas ganas de hacerla así que allá iba...







 
sábado, 25 de diciembre de 2010

Capítulo 40 // Hurt //


Alguien me empujó en el hombro, no muy fuerte, pero hizo que me tuviera que apoyar en la puerta, a causa de eso se abrió.
Vi a Michael sentado en el taburete, con las manos aun en el teclado, estaba de espaldas con su cabeza girada hacía a mí, con una sonrisa y cara de sorprendido.
Le sonreí tímidamente y cerré la puerta lentamente, me apoye de espaldas sobre ella, cerré los ojos y suspiré...Al abrirlos me vi a Adam riéndose de mí.
- Eres cruel.- dije entre risas.
- Haha! Ha sido para grabarlo.
- Qué gracioso eres tss.- dije riendo.
- Qué hacías señorita?- preguntó con tono burleta.
- Y tu graciosillo?
- Haha.- dio media vuelta y se fue riéndose.
Qué gracioso...Tenía una vergüenza encima mía que era más grande que yo. Puse rumbo hacía mi habitación y pensar que no había ocurrido nada, pero alguien me tapó los ojos suavemente con unas delicadas manos, sabía perfectamente de quién eran.
- Quién eres?- pregunté riendo.
- Adivinalo.- contestó con una voz misteriosa.
- Mmm...Peter Pan?
- Haha, ojalá.- quitó las manos de mis ojos y me giré hacia él y me dio un beso.
- Te ocurre algo? - pregunté mientras jugueteaba con el rizo que le caía por la frente.
- No. Bueno...- suspiró.- Ya sabes, el juicio, Vannesa...esas cosas me corroen la mente.
- Lo sé, pero tranquilo todo saldrá bien.- lo abracé.- Ah, Mike voy a pasarme los apuntes que me ha dejado David.
- Claro, estaré en el salón.
Subí las escaleras hasta mi habitación a pasarme los apuntes antes de que se hiciera más tarde.
Estaban encima de la cama, me puse a mirarlos.
- Dios mío...- dije ojeando.
Había mucha materia que estudiar, menos mal que eran fotocópias, que o sino debía copiármelo todo a mano. Di una ojeada rápida y fui a ver que hora era.
Vaya las siete, quería pasar a ver a Christina y Megan, pero para eso necesitaba que me llevase David. Mejor les llamo y ya mañana ir a verlas.
- Diga?- preguntó Christina.
- Hola! Soy Miriam.
- Oh! Miri, que alegría. Cómo estás?- preguntó con su natural simpatía.
- Muy bien, y vosotras?
- Bien, aquí delante de la chimenea estamos combatendo el frío.- dijo riendo.
- Haha bien que haceís hace un frío enorme.
- Verdad.- de fondo se oía a Megan hablar muy rápidamente.- Ahora se pone la pesada de Megan.
- Hola!- saludó eufórica.- Cómo quedó el viaje?
- Hey Megan! Muy bien.
- Y tu amiga qué tal?
- Muy bien, está en casa y todo.
- Ah, que bien. Me alegro! Bueno te paso a Christina. Adiós!
- Vas a hacer algo pasado mañana?- preguntó Christina.
- Eh...Pasado mañana? Pues supongo que de mañana iré a la clínica...- me cortó.
- Haha, trabajas en Nochebuena?
- Oh! Es verdad! No me acordaba, haha.
- Bueno si no haces nada puedes venirte con nosotras.
- Muchas gracias, os avisaré.
- Vale. Adiós!
Vaya, había perdido la noción del tiempo, ya estaba ahí la Navidad. Miraré algo mañana para mandarselo a mi família.
Qué frío hacía, fuí al armario para ponerme aquel chaqueton que tanto me gustaba, de color negro que llegaba un palmo por debajo de la cintura, adornado por el torso con cuatro botones grandes.
Me lo puse y me fui hacía abajo. Oí en el porche sonar una guitarra así que quise asomarme.
Estaban David y Michael.
- Hola chicos.- saludé.
- Hey! Siéntate.- dijo Michael dándose unos pequeños golpes en las piernas.
Michael me puso en un compromiso, sinceramente. Así que me sente a su lado, se quedó bastante incomodo por lo que pude ver y hubo un gran silencio. 
- Bueno voy dentro...a ver si ya está la cena y os aviso...- Michael se levantó y se fue dentro.
- Vale.- contestó David.
Me sentí fatal, no podía contenerme las lágrimas. David vino y me abrazó.
- Tranquila.- dijo frotándome suavemente la espalda.
No quería que eso hubiese ocurrido, pero era imprevisible.
Al cabo de poco tiempo vino Michael.
- Chicos ya está la cena.
David me frotó la mejilla, se levantó y entró. Michael se quedo apoyado en el marco de la puerta frotándose las manos.
- Podemos hablar?...- preguntó nervioso.
 
 
sábado, 18 de diciembre de 2010

Capítulo 39 // Will You Be There? //


- Si ella ve las fotos que nos toman la prensa, las puede utilizar en mi contra en el juicio.
- A ver...No te entiendo.- dije un poco malhumorada.
No quería estar conmigo? Fue lo primero que se me pasó por la mente...
- Quieres decirme...que, no quieres que vayamos juntos?- pregunté.
- No,no. Eso no, quiero que estemos juntos claro que sí. Yo te quiero.- dijo cogiéndome las manos.
En ese momento juro que me hubiera echado al suelo a llorar y gritar de felicidad, pero debía contenerme esa emoción si no quería que Michael pensase que estaba un poco en el otro lado.
- Entonces tenemos que evitar a la prensa no?- pregunté con una sonrisa de oreja a oreja.
- Sí, iremos despacio hasta que pase el juicio, vale?- me dio un beso.
Oímos la puerta abrirse y vimos una silueta que iba entrando a la sala. Era Adam.
- Hey Mike!- saludo amistosamente.
- Hola! Cómo va todo?
- Muy bien, he venido a por la veterinaria.
- Ocurre algo?- pregunté.
- No tranquila, es para una pequeña revisión, solo eso.- contestó con una sonrisa apacible.- Vamos?
- Claro.- Michael me tocó el brazo.
- Estaré en el patio.- dijo dulcemente.
Le sonreí y me fui con Adam.
- Qué? Cómo lo habéis pasado?- preguntó.
- Muy bien, gracias por preguntar.
Adam asentía levemente la cabeza mientras hacía una risa extraña.
- El amor...el amor...
- Qué estás enamorado?- pregunté entre risas.
- Haha, no. Lo digo por ti.
- Por...mí?- pregunté confundida.
- Sí. Es lógica.- contestó muy seguro.
- No te entiendo.
- Michael es famoso, tú solo una veterinaria. No cuadra.
- Ya...Pero si me quiere es otra cosa.- dije riendo.
- Es lo que crees.
Vaya con Adam, no me parecía tan...tan Vannesa por así decirlo. Me recordó mucho a ella. Pero tampoco podía juzgarlo así porque sí, lo acababa de conocer porque en todo el tiempo que llevo en Neverland no he hablado con él.
Me estaba advirtiendo? O sólo quería que no estuviera con Michael? No sé...intentaré hablar más con él para saber por dónde quiere ir.
No quise seguirle la conversación, sonreí y le seguí.
Llegamos al establo.
- Ah! Mi loca preferida!- gritó David eufóricamente.
- Haha!- me eché encima de él.
- Qué ganas de verte! Mira que no llamarme...- dijo con carita de pena.
- Haha, he estado...liada,sí.- sonreí.
- Bueno me imagino que tienes que contarme muchas cosas eh.
- Claro, pero tengo que revisar los animales...- me cortó.
- Si? Lo he echo yo esta mañana.
- Ah...es que Adam...
- Se habrá confundido.- dijo sonriendo.
- Seguramente.
Me cogió la mano y fuimos a sentarnos dónde siempre, al poste del vallado.
- Cómo está tu amiga?
- Bien. Se hizo daño en la espalda pero fue leve.
- Ah que bien.- sonrió.- Que bien que Michael que haya acompañado.
- Sí...- sonreí disimuladamente.
Vaya, David no sabía que estaba con Michael. Debería decírselo? O esperar? La verdad David me gustaba y mucho...pero solo podía decidir o Michael o él... No quería hacerle daño a ninguno de los dos porque eran muy especiales, el único inconveniente lo tenía Michael, era famoso...
Aparté un poco la mirada de David y me giré hacía el porche de la casa, allí estaba Michael, con su sombrero cubriendole. Apoyado en la barandilla. Se giró hacia nosotros unos segundos y entró dentro de la casa.
- Ocurre algo?- preguntó David.
- No, estoy bien...
- Bueno...Te he dejado los apuntes de la academia encima de la cama...Voy a...- dijo señalando el establo.
- Ah, gracias...Si,sí. Luego nos vemos...
Lo había notado, me sentía cómo insegura con él. Noté que a Michael le pasaba algo, estaba segura. Se le notaba mucho aunque no queriese, así que no podía hacer nada más que ir a verle, necesitaba saber que le ocurría.
Lo busqué primero por su habitación, no estaba. Bajé al comedor, busqué por las habitaciones pero ni rastro de él. Así que decidí ir a la sala de piano, era el único sitio que no miré.
Me paré delante de la puerta, oía el piano sonar. Me sentí incapaz de entrar, que le decía? No sé si había sido buena idea pero de repente...
 

viernes, 10 de diciembre de 2010

Capítulo 38 // Little Space //

Di un gran sobresalto. Michael abrió una pizca el ojo.
- Que ocurre?
- Lo has oído?- pregunté asustada.
- El que?- preguntó confundido.
- He oído...bueno lo habré soñado...- sonreí disimuladamente.
Sonrió y se levantó. Vaya, me había dormido. Me froté un poco la cara y me estiré. Michael se sentó y tendió encima mía una mantita.
- Tapate tu también.
- No, tranquila estoy bien.
- Ven aquí.- lo acerqué y lo tapé.
Suspiró y volvió a apoyarse sobre mi hombro. Nos dormimos.
- Despierta...Despierta...Cariño...- oí mientras notaba unos golpecitos.
- Qué?...- pregunté desorientada.
- Estamos a punto de llegar.
- Ah, vale...-me sonrojé.
Me dio un pequeño beso y me fui al baño a arreglarme un poco.
Me hice el pelo y me estiré todo lo que pude, me quede mirándome al espejo intentando recordar aquel ruido que oí y que me despertó, una especie de portazo pero muy fuerte.
No sé, posiblemente fuera un sueño...
Salí y me fui a sentarme. Michael estaba asomado a la ventana.
- Oh! Mira.- señalo eufórico.
Me acerqué para ver. Se veían las montañas, las ciudades y aquellos pequeños pueblecitos.
- Que preciosidad.
Contemplamos el paisaje hasta que aterrizamos.
Los guardaespaldas nos guiaron hasta una limusina que había en la puerta, subimos y nos llevó hasta Neverland.
- Ven, quiero enseñarte un sitio. - me cogió de la mano y me llevó hacia dentro de la casa.
Entramos y pasamos el largo pasillo, bajamos unas cuatro o cinco escaleras, a su derecha una gran puerta adornada con pequeñas notas musicales seguramente por su brillantez, de oro.
Michael empezó a buscar en su bolsillo y sacó una manojo de llaves. Habían muchas, no sé cómo se aclararia. Al final cogió una llave no muy grande, a mi esa forma me recordaba a la de los castillos. En el extremo tenía una pequeña nota grabada.
- Vaya. Así sabes seguro que es de ahí.- dije sorprendida.
- Haha sí, pregunté si podían hacerme la nota y me la hicieron.- me la enseñó.
- Oh. Que bonita.
- Abre.- dijo con una gran sonrisa.
Cogí la llave y la metí en la cerradura, oí como al rodar la llave se abría la puerta.
Michael empujó un poco la puerta y se abrió.
Una sala verdaderamente grande. El suelo era de mármol, tan brillante que podía ver como se reflejaban mis zapatos. Las paredes blancas, su parte derecha estaba llena de ventanales enormes por donde entraba la luz y se veía el estanque de la parte norte.
La habitación estaba muy vacía, solo en medio de la sala un piano de cola parecía por su forma.
- Tan grande...y tantas pocas cosas.- dije entre risas mientras lo observaba todo.
- Sí. Ya verás.- rodeo su mano en mi cintura y me llevo hasta el piano.
Se sentó y me pidio que me sentase encima. Empezó a tocar el piano, sonaba por toda la habitación aquella dulce y tranquila melodía que tocaban sus delicadas manos.
- Si hubieran más cosas no sonaría igual de bonito.- dijo con una voz muy bajita.
- Si?- pregunté sorprendida.
- De verdad.- sonrió.
- Vaya, no sabía eso.- dije entre risas.- Te puedo preguntar una cosa?...
- Claro.- paro de tocar el piano.
- Por qué nos han echo volver?
- Verás...





 






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