lunes, 27 de septiembre de 2010
Capítulo 19 // Falling Down //
9:00 | Publicado por
M'Jackson |
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Me puse a oír la televisión como nunca antes lo había echo. En pantalla Vannesa hablando de su relación con Michael...
" Yo le quería pero el a mí no, me quería porque el empresario de mi padre le ayudaba, solo quería el beneficio, no el amor como yo le tenía. Me ha echo mucho daño... "
Me quedé a cuadros, era todo una mentira más grande que ella. Menudo paripé estaba haciendo por cuatro billetes pero ahí no termino la cosa...
" Sí...Me ha llegado a maltratar..."
Solo dijo eso, enseguida empezó a llorar. Michael? Maltratar? Son dos cosas que nunca podrían ir juntas, él es adorable, muy buena gente. Esa vívora se las iba hacer pasar muy crudas al pobre...
Ya no dijeron nada más, estubo haciendo el teatro como que estaba muy afectada y la despidieron.
Ahora si que el odio que le tenía no se podía ni imaginar. Vi el reloj, ya eran casi las nueve y yo debía de ir a la academia. Así que le llame a David a ver si me podía llevar de paso.
- David, soy Miriam.
- No vas a la academia?
- Sí, tu ya estás allí?
- Sí, es que como no te había visto.
- Ah, vale, vale. Ahora iré.
- Espera. Quieres que vaya en un momento?
- No, no quiero que faltes.
- Tranquila si llegamos venga que ya voy, hasta ahora.
Que alivio, pensaba que ya no llegaría. Al poco tiempo oí la moto, salí de casa, subí y me cogí a su cintura.
Llegamos tarde, sí. Pero nos fuimos corriendo a clase y entramos.
Ya habían empezado así que fuimos en silencio hasta unos lugares vacíos.
- Lo siento, has llegado tarde por mí culpa.
- Tranquila.- dijo sonriendo.
Ese día estubo bastante bien, nos enseñaron algunas enfermedades contagiadas por veneno de serpiente, bastante comunes por las montañas de aquí. Al terminar me acordé de lo que me dijo Michael.
- David, quieres que vayamos a comer y te cuento una cosa que me dijo Mike?
- Vale, vamos a esa pizzería?
- Vamos.
Nos dirigimos a la pizzería. La teníamos enfrente, entramos y nos sentamos, allí le expliqué lo que me dijo Michael.
- Veras, Mike nos dijo de trabajar allí, no? - dije mientras sacaba los papeles de la carpeta.
- Sí.
- Me ha dicho que nos podemos quedar a dormir para no ir todos los días. Debemos revisar a los animales y su alimentación.
- Que bien, nos deja quedarnos?
- Sí, allí dormimos en unas habitaciones me dijo que tiene para los empleados. Es buena idea así no estas en el bar.
- Claro. Tu te quedarás?
- No sé... Tengo mi casa pero para no ir todos los días...- dije afirmando.
- Cuando quieras te puedo llevar con la moto en un momento.
- Vale, me quedaré.- dije sonriendo.- Esta tarde iremos a decírselo. La verdad paga bastante bien...- dije riendo.
- Entonces mejor.- se rió.
Pedimos una pizza y estuvimos comiendo. Mientras hablábamos.
- Y... que te pasó con la dueña del piso? Si se puede saber, claro.
- Pues verás. Su padre es el dueño del local del bar y del piso. Pero se trasladó por negocios y se lo pasó a su hija, Dina. Y ella se enamoró de mi, le dije que no pero...
- Es que...os vi.
- Siempre que discuto con ella me besa... no sé por que.
- Pues vaya. - dije riendo.
Terminamos de comer y nos quedamos allí un tiempo más hablando, comentábamos sobre lo de hoy, el veneno de serpiente y varios tipos que conocíamos.
Luego decidimos ir a Neverland a avisar a Michael de que nos quedábamos.
Nos subimos a la moto y fuimos. Nos costó encontrar un poco el rancho, David se fue por otro camino pensando que era ese. Estuvimos dando vueltas hasta que por fin la encontramos.
Nos abrieron la puerta y allí vimos a Michael con una llama.
Nos saludó y vino.
- Hola chicos. Ya lo habéis pensado?
- Sí, hemos decidido que sí, nos quedamos.
- Vale, acompañarme os enseñaré las habitaciones.
Seguimos a Michael, entramos en su enorme casa y subimos hasta el piso de arriba con unas escaleras de madera. Por la escalera, en la pared tenía unas figuritas colgadas echas por niños seguramente.
Fuimos hasta el final del pasillo y nos giró a la derecha, había otro pasillo más corto, y al fondo una puerta más grande con dos figuras, una a cada lado eran dos niños con las manos juntas formando un arco.
En la pared había un cuadro con llaves, cogió dos y nos fuimos a las del final.
- Estas serán vuestras habitaciones, las vistas dan a las montañas ya vereís que bonito.- dijo sonriendo mientras nos daba una llave a cada uno.- Entrad y verlas. Ah esta es la mía.- dijo señalando la de la puerta grande.
- Vale.- dije mientras ponía la llave en la cerradura.
Abrí. Era una habitación bastante grandecita, con su cama de matrimonio por cierto y su cómoda al lado. Un pequeño armario empotrado y un escritorio.
Lo que más me gustó fue aquel ventanal. Me recordaba al de mi casa. Se veían las montañas y una parte de rancho.
Oí como llamaron a la puerta y me giré, era David.
Se acercó me rodeó con sus brazos mirando el paisaje.
- Que bonito eh?- dijo susurrandome.
- Sí...- dije entre suspiros.
El corazón se me iba a salir porque me abrazó de aquella forma tan especial, se estaba tan bien.
- Chicos...- dijo Michael llamando a la puerta.
Nos giramos para escuchar que quería decirnos.
- Habéis traído ya vuestras cosas o esta noche no os quedáis?
- Ni yo...- dijo David.
- Queréis ir a por ellas? Con la moto mejor que no, ahora le diré a mi chófer que os lleve y lo cogéis todo, vale?
- Vale, muchas gracias.
- Una cosa Michael.- dijo David yendo hacia él.
- Llámame Mike.- dijo sonriendo. Dime.
- Es que tengo un perrito, no es grande y obedece...- le cortó.
- Que bien tráetelo.
Michael sonrió y se fue a su habitación. David y yo nos quedamos mirando la habitación.
En la funda del cojín estaba" Neverland "bordado con hilo dorado, las sábanas eran un color blanco roto. David empezó a empujarme de broma. Yo le seguí el juego y así fuimos hasta abajo, empujándonos como niños.
- Que te caes.- dijo riéndose.
- Creo que te irás tu antes al suelo.- dije empujándole.
Sacó la lengua en forma de burla y me abrazó.
Nos esperamos allí en la puerta a que viniera el chófer de Michael. Estábamos sentados en las escaleras, seguíamos empujándonos y haciéndonos tonterías. Hasta que llegó un hombre con uniforme negro.
- Los veterinarios?- preguntó con una voz bastante grave.
Los dos nos quedamos mirándole y asentimos con la cabeza. Nos hizo el gesto para que lo siguiéramos y así fue.
Nos llevó hasta delante de una limusina y abrió las puertas. David y yo nos quedamos mirándonos, nos reímos un poco y fuimos como si tuvieramos miedo hasta dentro de la limusina.
- No muerde eh. - dijo el chófer de broma.
Cerró la puerta y nos sentamos al final. Según David era más grande que su casa. Durante el trayecto estuvimos haciéndonos los don importantes, nos lo pasamos muy bien.
- Mira así saluda la reina.- dijo riéndose mientras saludaba como ella.
- Haha estás tonto.- dije riéndome.
Que bien se iba en la limusina, era tan cómoda. Se notaba que era un lujo que pocos podían tener.
Llegamos a el bar y David bajó para coger sus cosas. Yo me esperé en la limusina, no tardó mucho. Vino con una bolsa y su perrito. Subió y fuimos a mi casa.
Llegamos y prometí que no tardaría mucho. Entre rápida y subí corriendo las escaleras. Saqué la maleta de debajo de la cama y empecé a meter ropa, todo lo que veía se iba dentro.Cuando ya tenía la ropa cogí el neceser con mis cosas y me quedé mirando bien la habitación. Vi el ordenador, también lo cogí, la carta de mis padres y el peluche. Cerré la maleta, total siempre que quisiera algo podría venir. Bajé vi que estaba todo en orden y volví a la limusina.
Llegamos a Neverland y fuimos a la habitación. Me puse a arreglarme mis cosas en los cajones. Cuando ya lo tenía todo arreglado me puse con el ordenador encima de la cama. Al rato llamaron a la puerta. Fui a abrir, era David y Michael.
- Te vienes al establo?- preguntó Michael.
- Vale.
Cerré el ordenador y me fui con ellos. En el establo estuvimos hablando y echándonos unas risas. Alguien entró al establo y le pidió salir a Michael.
- Sacarlos si queréis al vallado.- dijo sonriente.
Asentimos con la cabeza y él se fue. David y yo les abrimos la puerta a los caballos y los sacamos al vallado. Salieron corriendo y nosotros dos nos sentamos en el vallado mirándonos.
Allí estuvimos viendo como jugaban Destiny y Butterflyes.
- Que bonito todo esto...- dijo David observandolo todo.
- Si, mira como juegan.- dije riendo.
- Los tiene relucientes eh.
- Ya ves, vaya brillo y muy bien cuidados.
- Donde hay dinero se nota.- dijo de risa.
- Y tanto.
Empezó a oscurecer y vino una mujer, avisándonos de que la cena estará dentro de poco.
Cogimos a los caballos y los entramos, Michael no había aparecido aún. Íbamos dentro pero vimos a Michael llorando con una especie de hoja en la mano...
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